El brownie es un bizcocho de chocolate, típico de la gastronomía de Estados Unidos y muy extendido por todo el mundo. Se llama así por su color marrón oscuro, o brown en inglés. Se cree que el origen de este plato fue fruto de un accidente culinario, un error de un cocinero que olvidó poner levadura al bizcocho de chocolate que estaba elaborando, surgiendo como resultado este bizcocho crujiente por fuera y tierno y jugoso en su interior, que se bautizó con el nombre de brownie (marroncito)
Actualmente existen multitud de recetas en las que varían proporciones e ingredientes, a veces se cubre con salsa de chocolate y puede llevar dentro trocitos de nueces, chocolate, butterscotch (una especie de toffee crujiente) o mantequilla de cacahuete.
Los brownies se presentan generalmente en forma de cuadrados pequeños. Suelen tener una capa crujiente en la parte superior que se rompe deliciosamente al cortarse y un interior húmedo y denso. Es frecuente servirlos calientes, como postre y acompañados de una bola de helado o nata montada, aunque a mi entender, el sabor y la textura mejoran al día siguiente.
Os dejo mi receta para un brownie infalible, jugoso e intenso, que estoy segura probaréis en más de una ocasión porque además de delicioso, es muy fácil de preparar.