jueves, 16 de marzo de 2017

COLABORACIONES :"A LA RIBERA DEL DUERO"



Ellos se conocieron por casualidad, que es como se suelen encontrar los grandes amores, casi siempre por casualidad, por una llamada equivocada, por un encuentro fortuito...
A ellos lo que les pasó fue que él había quedado en aquel café con una persona que no vino, y claro, la vio a ella reposada en la estantería del café, radiante, así que, harto de esperar no se cortó un pelo y dijo:
—“Ya que he venido hasta aquí, no puedo desaprovechar esta ocasión”.
Se acercó al camarero y le dijo:
—“¿Me permite?”
Esto solo suele pasar en las historias que te cuentan otros, nunca en la vida real, por lo general cuando dices:
—“Me permites”, dicen:
     "De qué”
Pero poco a poco él fue venciendo esa timidez que le caracterizaba y fueron profundizando. Al principio él para llamar su atención contó una que otra mentira, que era escritor, luego reconoció que nunca le habían publicado nada, pero eso vino más tarde, cuando ya se conocían más, cuando pasaron del café.
Y poco a poco se fueron inevitablemente enamorando, pero no por esto de Ismael Serrano, ni por el Vértigo, quizá más por aquello de llorar con La vida es bella.
Una mañana él se levanta y al abrir los ojos se da cuenta de que está perdidamente enamorado, y quedaron entonces en aquel café en el que se conocieron por casualidad. Los momentos importantes suelen coincidir casi siempre en los mismos sitios, no estoy muy seguro de lo que acabo de decir, pero es una buena frase.
Fue en aquel café en donde ella le dijo:
—“Sabes?, creo que me tengo que ir durante algún tiempo".
Fue entonces cuando descubrió que aquello no tenía remedio y que estaba perdidamente enamorado, que no había ningún elixir. Era el amor de su vida, nunca había bebido un vino tan ligero, con ese cuerpo y ese aroma que hiciera que la olvidase. Era imposible, porque ella era un Ribera de Duero, y no era cierto aquello de que un clavo saca otro clavo, que a veces es cierto que los amores a primera vista existen, bueno, ¿es que acaso hay otros?.

A los quince días puntualmente la vio en la carta, era ella llena de elogios y de premios. Y pasaron años, muchos años, y su sabor permaneció en él.

A ENRIQUE LJ PERES ( Quique )


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario